Las pequeñas luchas que vives cuando eres demasiado agradable con todos
Mucho hablamos sobre ser buenos en esta vida, ¿cierto?
Pero, ¿cuántas personas realmente lo practican? Al menos de donde vengo, y en mi experiencia, muchas veces quienes son más egoístas y ambiciosos son quienes “triunfan”, por así decirlo. Contra todas las probabilidades, yo sigo creyendo que ser una buena persona en algún minuto dará sus frutos. O al menos me aseguraré de tener paz mental.
Más que una buena persona (porque hay de diversos tipos) el problema parece ser con las personas demasiado amables, que pasan por ingenuas. Personas que hoy en día hay cada vez menos, y es que no nos tratan del todo bien, he de decir.
La cosa con ser demasiado amable es que es una cualidad que, por más que intentes, no puedes esconder. Pero no se aprecia como debería. Pocos son quienes al tener a alguien así al lado pueden cuidar esta confianza y no abusar de ella. El resto, con o sin querer, es probable que te hagan sentir un poco pisoteada, aunque esa no sea su intención.
Y es que para nuestra sociedad este tipo de gente “ingenua” es del tipo que no logrará mucho en la vida, lo que es totalmente errado. Es del tipo que puedes pedirle miles de favores, no siempre con el respeto que se debe. Pero uno sigue haciéndolos, porque tu moral y bondad son demasiado altas – incluso para ti misma.
Es increíble y ser “bueno” sin esperar nada a cambio, realmente lo es. Pero cuando comienzas a darte cuenta que no todos aprecian realmente eso, que te pasan a llevar en muchas ocasiones, que abusan un poco de confianza y hasta te toman el pelo, es cuando llega el límite. Y esas son las luchas, pero tú eres quien ve qué precio “quieres pagar” por tu bondad.
Lo mejor (y peor) es que estos grandes corazones finalmente optan por un equilibrio: por solo abrirse a la bondad con aquellos que saben que la apreciarán, y ser un poco más dura por fuera con el resto. No es algo que se haga a propósito, realmente es este mundo el culpable de esto. Y al final los buenos quedarán en peligro de extinción.
Pero, ¿cuántas personas realmente lo practican? Al menos de donde vengo, y en mi experiencia, muchas veces quienes son más egoístas y ambiciosos son quienes “triunfan”, por así decirlo. Contra todas las probabilidades, yo sigo creyendo que ser una buena persona en algún minuto dará sus frutos. O al menos me aseguraré de tener paz mental.
Más que una buena persona (porque hay de diversos tipos) el problema parece ser con las personas demasiado amables, que pasan por ingenuas. Personas que hoy en día hay cada vez menos, y es que no nos tratan del todo bien, he de decir.
La cosa con ser demasiado amable es que es una cualidad que, por más que intentes, no puedes esconder. Pero no se aprecia como debería. Pocos son quienes al tener a alguien así al lado pueden cuidar esta confianza y no abusar de ella. El resto, con o sin querer, es probable que te hagan sentir un poco pisoteada, aunque esa no sea su intención.
Y es que para nuestra sociedad este tipo de gente “ingenua” es del tipo que no logrará mucho en la vida, lo que es totalmente errado. Es del tipo que puedes pedirle miles de favores, no siempre con el respeto que se debe. Pero uno sigue haciéndolos, porque tu moral y bondad son demasiado altas – incluso para ti misma.
Es increíble y ser “bueno” sin esperar nada a cambio, realmente lo es. Pero cuando comienzas a darte cuenta que no todos aprecian realmente eso, que te pasan a llevar en muchas ocasiones, que abusan un poco de confianza y hasta te toman el pelo, es cuando llega el límite. Y esas son las luchas, pero tú eres quien ve qué precio “quieres pagar” por tu bondad.
Lo mejor (y peor) es que estos grandes corazones finalmente optan por un equilibrio: por solo abrirse a la bondad con aquellos que saben que la apreciarán, y ser un poco más dura por fuera con el resto. No es algo que se haga a propósito, realmente es este mundo el culpable de esto. Y al final los buenos quedarán en peligro de extinción.