domingo, 1 de noviembre de 2015

Los tres mitos de la marihuana

Este artículo que tiene por objetivo brindar datos de diversas investigaciones y fuentes vinculadas al tema. Esperamos que esta nota permita despejar dudas sobre los 3 mitos más frecuentes sobre su consumo: ¿Causa daños en el cuerpo y más específicamente en el cerebro?; ¿Genera adicción?; ¿Existe un síndrome de abstinencia a la marihuana?

Realmente es un tema que merece continuar siendo investigado, principalmente por la cantidad de compuestos de esta droga y la interrelación que pueden tener con otros factores de la vida.

La marihuana combina más de 60 químicos denominados cannabinoides. Los 2 principales son el Tetrahidrocannabinol (THC) y el Cannabidiol (CBD), ambos responsables de los efectos causados por esta droga.

El THC es el ingrediente psicoactivo; es decir, el productor de la euforia y delhigh cuando se consume marihuana. También genera la psicosis en un pequeño número de personas vulnerables a su efecto.

Este estado mental es definido como la experimentación de realidades que no están sucediendo (escuchar o ver objetos no presentes) por parte de los individuos. Durante el episodio de psicosis el consumidor de marihuana puede sufrir de alucinaciones, delirio y una pérdida del sentido de la identidad personal. Por su parte, el CBD posee efectos ansiolíticos (genera calma) y tendría finalidades antiepilépticas.

Antes del crecimiento de la tecnología la marihuana tenía cantidades similares de THC y CBD. Las concentraciones de THC están relacionadas con las del CBD. El aumento en la densidad de una genera la disminución de la otra. Cuando crece el THC el CBD baja o viceversa.

La marihuana con altas concentraciones de THC tiene efectos más potentes. Es importante resaltar que esta droga hoy en día es muy diferente de la que se consumía entre las décadas del 60 y los 80´. Entre aquellos años tenía un 1 a 2% de THC. Actualmente, posee un 13% de THC, por lo que ahora es 6 veces más potente.

Mito número 1: La marihuana no causa ningún daño

El 9% de los adultos que consumen marihuana se vuelven adictos, pero… En los adolescentes la frecuencia de adicción es del doble (18%).

Ser adicto significa emplear este químico repetidamente a pesar de saber que genera daños. De hecho, a los pocos minutos de haber inhalado el humo, el corazón comienza a latir más rápido, los bronquios incrementan su diámetro y los vasos sanguíneos de los ojos se dilatan haciendo que se vean rojos.

Asimismo, algunas investigaciones concluyen que el uso frecuente afectaría la habilidad de pensar, acrecentaría la ansiedad y la depresión. También crecerían exponencialmente las posibilidades de que el consumidor sufra de psicosis y esquizofrenia.

El THC perjudica el pensamiento, disminuyendo los tiempos de respuesta ―por lo que acrecienta las posibilidades de accidentes de tránsito― e influye negativamente en las funciones ejecutivas prefrontales.

Quienes comienzan a fumar marihuana antes de los 16 años tienen más daño prefrontal e inhalan el doble de esta sustancia.

El consumo de esta droga disminuiría el coeficiente intelectual, aunque dejarla no restablecería el nivel inicial (tendría efectos irreversibles sobre el cerebro). Esto implica que existe un punto de no retorno y sus efectos sobre la función del sistema nervioso son permanentes.

La relación entre la marihuana y la ansiedad es otra razón por la que muchas personas se vuelven adictas. Este estado emocional está dentro de las 3 principales causas por las cuales las personas la consumen (las otras dos son el aumento de las actividades recreativas y los problemas del sueño).

Un 72% de los consumidores de marihuana sufren de ansiedad o depresión. Esta es la droga ilegal más empleada en el mundo y la ansiedad, el problema psiquiátrico más frecuente. Conociendo estos datos no es difícil de ver por qué es tan importante comprender la relación entre ambas.

Sin embargo, pocos saben que la marihuana puede agravar esta sensación de dos formas: empeorando los sentimientos generalizados de ansiedad y causando ataques de pánico.

La ansiedad generalizada ocurre sin una causa definida. Incluye síntomas como preocupación excesiva o constante por cosas que son poco probables que ocurran y el sentirse tenso o ansioso todo el día sin motivos reales. Puede empeorar cuando empiezan a desaparecer los efectos de la marihuana.

Los ataques de pánico son eventos aterradores que incluyen taquicardia y aumento de la frecuencia respiratoria, mareos y la sensación de que algo muy malo pasará. Pueden ocurrir cuando una persona consumió mucha marihuana.

Este químico puede producir un efecto rebote de ansiedad. Cuando las características ansiolíticas de la droga comienzan a desvanecerse aparece el rebote: la persona se siente más ansiosa que antes de fumar. Por esto su nivel basal de ansiedad sube y sube.

El mejor tratamiento para esto es dejar de consumir pero es difícil que el paciente acepte y comprenda esto. Inclusive muchos se vuelven adictos usándola como ansiolítica.

El empleo frecuente de la marihuana está asociado a la depresión, aunque aún no se sabe si la droga causa la depresión o si ser depresivo es un factor de riesgo para consumirla.

Mito número 2: La marihuana no genera adicción

La adicción implica que el usuario tendrá dificultad para controlar su consumo y no podrá detenerlo aunque interfiera con muchos aspectos de su vida.

Como ya hemos explicado el 9% de los adultos que la utilizan se vuelven adictos, pero el porcentaje se duplica si nos referimos a los adolescentes. El 50% de los que la emplean diariamente son adictos.

Los adictos a esta droga sufren de tolerancia. Esto significa que el usuario necesita consumir una dosis mayor a medida que pasa el tiempo y se genera acostumbramiento.

Mito número 3: Dejar de fumar marihuana no genera un síndrome de abstinencia

La adicción a la marihuana también está relacionada con un síndrome de abstinencia similar al de la nicotina, lo que puede dificultar que se deje de consumir.

Las personas que intentan dejarla reportan irritabilidad, problemas para dormir, deseos vehementes por la droga y ansiedad. En las pruebas psicológicas también exhiben un aumento en la agresividad que llega a su punto máximo aproximadamente la semana posterior a haberla consumido por última vez.

El síndrome de abstinencia ocurre luego de que alguien deja de fumar marihuana tras haberlo hecho de forma prolongada y usual. Los síntomas, frecuentemente, llevan a la recaída en el consumo.

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